viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Cuando apareció Cataluña y el catalán? Mini historia de Catalunya.

En el siglo V (entre el año 401 y el 500) cayó el Imperio Romano y la península ibérica dejó de tener la influencia que había tenido Roma durante mucho tiempo.
Por aquel entonces se hablaba en latín en toda la península, pero debido a diferentes motivos (modas, influencias de los mercaderes con los que trataban, etc) durante dos siglos el latín fue convirtiéndose en dialectos diferentes y finalmente en el siglo VII (del año 601 al 700) en la península ibérica habían 6 idiomas diferenciados:
  • El astur-leonés.
  • El castellano.
  • El catalán.
  • El gallego-portugués.
  • El navarro-aragonés.
El sexto idioma era el euskera, que es mucho más antiguo que todos los demás (del siglo I o posiblemente anterior) y por supuesto no proviene del latín.
Entre el año 768 y 814, el Imperio Carolingio (más o menos los actuales franceses) dejaron un trozo de terreno por encima y por debajo de los pirineos (el actual sur de Francia y la actual Girona respectivamente) que les servía como defensa para que los árabes no subieran hacia el norte (la actual Francia). A toda esa zona se la conoció como Marca Hispánica.

Resumiendo mucho, los carolignos pusieron al mando de esas zonas a unas personas llamadas “condes”, que tenían independencia militar y jurídica y cuando el imperio carolignio desapareció, esa “zona de defensa” quedó a su suerte y uniendo tierras con matrimonios y con alguna guerra por el medio, en el año 878 el conde Guifré I el Pelós, consiguió unificar varios condados como el de Urgell, Barcelona, Girona, Rosellío, etc, y así nació la precursora de la actual Cataluña. En aquella época “España” no existía, la mayor parte de la península Ibérica estaba ocupada por los árabes. Con el tiempo Cataluña se fue extendiendo poco a poco hacia el sur hasta llegar a la zona de las tierras del Ebro (el actual sur de Cataluña).

Hasta el siglo IX (desde el año 801 al 900) los textos eran sólo en latín ya que era el lenguaje culto, pero a partir de este siglo aparecieron los primeros textos escritos en el “idioma hablado por el pueblo”, tanto en catalán como en castellano.
Casi 2 siglos después de que Guifré el Pelós uniera los condados que serían la futura Cataluña, en el año 1.150 se unió por matrimonio a Berenguer IV (conde de Barcelona) y la reina Petronila de Aragón, como resultado apareció la Corona de Aragón, que era la suma del reino de Aragón y los condados catalanes de los que era conde Berenguer IV. Pero tanto Aragón como Cataluña conservaron sus propios órganos de Gobierno y ambos reinos ofrecían su tributo a la corona conjunta.

El hijo de ambos, Alfonso II de Aragón “el Casto” y Conde de Barcelona, tenía muy claro que había heredado dos tierras diferentes, pero ambas se respetaban y se admiraban mutuamente. Eso si, sin mezclarse entre si, parecía que su lema era “vive y deja vivir”. Y ambos territorios se sentían bien y cómodos con esta situación.
Hay que aclarar que el título de “conde” (como Conde de Barcelona) era a efectos prácticos lo mismo que el título de rey. Lo que pasa es que en Cataluña simplemente no se utilizaba el título de rey como en otros países.
Más adelante, en 1476, el Reino de Aragón (Aragón-Catalunya) se unió con el Reino de Castilla, Fernando el Católico (rey de Aragón-Conde de Barcelona) e Isabel la Católica (reina de Castilla) contrajeron matrimonio. Y empezó a vertebrarse la España que cuatro siglos después, se transformó en lo que es hoy en día ya que entonces España era más un territorio del rey y no tenía nada que ver con el concepto de la España actual.

Castilla, Aragón y Cataluña habían unificado sus coronas, pero no sus reinos, este había sido el acuerdo cuando se juntaron los dos reinos de Aragón-Cataluña tres siglos antes, y los tres territorios seguían teniendo sus propios órganos de autogobierno y se respetaban mutuamente sus peculiaridades. Pero Castilla con el tiempo fue olvidando este principio fundador.
Según la constitución catalana de aquella época, los catalanes tan sólo estaban obligados a luchar por la defensa de Cataluña, por ello desde Madrid les tocaba las narices que declarasen guerras contra Flandes, Patagonia o Florida; y los catalanes no se uniesen a “sus guerras”.
Además eran las cortes de Cataluña quienes decidían cuanto dinero se enviaba a las arcas reales de Madrid, y obviamente esto molestaba bastante a los reyes que estaban en Madrid, que acostumbrados al régimen despótico que imperaba en Castilla, para ellos la actitud democrática catalana de elegir a los representantes del pueblo y de no dar dinero y vidas humanas para sus guerras, era intolerable.
Desde Cataluña se veía a Castilla como un igual, un territorio que simplemente tenían costumbres diferentes. Pero desde Castilla, las diferencias políticas y costumbres de Cataluña se veían más bien como una traición.
En 1569 fueron arrestados todos los diputados de la Generalitat de Catalunya y los acusaron de herejía por negarse a pagar el impuesto de excusado eclesiastico, es decir, un impuesto que se pagaba al reino de España para pagar los gastos derivados en la “lucha contra los infieles”, pero en la práctica eran para pagar las guerras y la obsesión expansionista por todo el mundo de Felipe II. Este rey utilizaba el tribunal de la Inquisición para eliminar a todo aquel que le molestaba y así saltarse las leyes vigentes.
En 1618 empezó la “Guerra de los 30 años”, donde todos los países europeos les dio por luchar todos contra todos para conseguir más poder, además utilizando mercenarios de otros países, de manera que habían mercenarios españoles luchando contra las tropas españolas, mercenarios franceses luchando con el ejercito de castilla contra los franceses. En fin, el mundo se había vuelto loco, y provocaron hambrunas y ruinas por todos lados.

A los soldados de Castilla y los italianos, les dio por combatir contra los franceses… ¡en Cataluña!

No podían irse a otra parte a luchar, no, tenían que hacerlo en territorio de la pacífica Cataluña. Y como en todas las guerras, los soldados de todos los bandos arrasaron con los campos catalanes, mataron a quienes querían, violaron a las catalanas y saquearon todo lo que pudieron. Y a todo esto, Castilla amenazando a las cortes catalanas que, o daban más dinero y hombres para “su” guerra, o habrían consecuencias.
A todo esto muchas poblaciones catalanas se negaba a abrir sus puertas para albergar a las tropas que venían de Castilla (no eran tontos, si entraban soldados ya sabían lo que pasaría con sus pertenencias y sus mujeres) así que los soldados se dedicaron a atacarlos. Lo cual provocó que campesinos de otras poblaciones fueran a luchar contra los soldados.
El tema se fue calentando hasta que las autoridades reales (de Castilla) en Barcelona arrestaron a Francesc de Tamarit i de Rifà, el jefe de las tropas catalanas, por no haber dado alojamiento a las tropas reales que provenían de Castilla. El arresto de Francesc de Tamarit i de Rifà, sentó bastante mal en Cataluña.
A todo esto las tropas castellanas (junto con mercenarios de otros países) continuaron abusando de la población haciendo lo que les daba la gana, hasta que el 7 de junio de 1640 hubo un altercado en Barcelona entre un grupo de segadores catalanes y unos soldados castellanos, que acabó con un segador malherido. Y a partir de esto se hizo una revuelta contra los soldados castellanos y la cosa fue creciendo sin parar. La gente estaba hasta las narices de todo.
Por todo esto, en 1640 Cataluña se alzó en armas en la denominada “revuelta dels segadors” (un “segador” es el que corta y cosecha los cereales maduros con una hoz), miles de segadors entraron armados en Barcelona, rescataron a Francesc de Tamarit y mataron al virrey que habían puesto desde Castilla, además mataron a otros cargos reales.

En 1641 Cataluña se autoproclamó como una república. Vaya que no querían tener ningún rey y además se aliaron con los franceses, para que las tropas enviadas desde Castilla no pudiesen tomar Barcelona.
El problema fue que las tropas francesas que habían en Cataluña para “defenderla”, comenzaron a comportarse como las tropas castellanas, es decir, arrasaban los campos catalanes, mataban gente, violaban mujeres y saqueaban, así que los catalanes también acabaron hartos de ellos.
Mientras, Castilla pactó con Francia: si los franceses traicionaban a Cataluña les regalarían territorios catalanes y así fue. Se rompió el pacto catalano-francés con el Tratado de Paz de los Pirineos y los catalanes se quedaron solos. Esto fue aprovechado rápidamente por Castilla para poder atacar Cataluña.
Y así empezó la primera guerra entre Castilla y Cataluña, que duró desde 1640 hasta 1652 y acabó cuando las tropas castellanas de Felipe IV atacaron y tomaron Barcelona. Hicieron un pacto de paz que más o menos decía que las cosas seguirían igual que antes del conflicto, es decir, los dos territorios del reino de espaldas como siempre y cada uno viviendo a su manera.
Además Felipe IV le regaló a Francia toda la parte de Cataluña que iba desde los Pirineos hacia el norte, y de esta manera, Cataluña perdió la zona del Roselló, Conflent, Vallespir y una parte de la Cerdaña.
El rey francés acordó que respetaría el idioma, pero tan pronto tomó posesión de los territorios catalanes, prohibió hablar catalán bajo pena de muerte. Hoy en día en esas zonas francesas se sigue hablando catalán, aunque de manera muy reducida.
Prueba de como estaban los ánimos entre los castellanos y los catalanes hace cuatro siglos, estas son palabras del famoso escritor Francisco de Quevedo aproximadamente del año 1600, hablando sobre los catalanes:
“Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Son las viruelas de sus reyes y todos las padecen. Esta nación se arma con delitos indignos de perdón.”
El tiempo fue pasando… y pasaron unos 50 años con esta “tensión” y desconfianza entre los dos reinos.
Después de muchos rifirrafes entre los dos territorios, su punto más importante fue cuando en 1700 murió el rey de las Españas (Carlos II de Austria, hijo de Felipe IV) sin descendencia. Si su mujer le hubiese engañado y hubiese tenido un hijo con el jardinero, hubiese sido fantástico y se hubiesen ahorrado muchas guerras y sangre, pero no, el hombre murió sin hijos y aquí empezó el follón más grande en la historia del reino de las Españas.
Desde Castilla querían que su trono fuese para un rey francés (era Borbón y sería el futuro Felipe V) con tendencias egocéntricas e imperialistas ya que los borbones querían ocupar militarmente toda Europa, pero desde Cataluña querían a un rey austríaco (hubiese sido Carlos III, de la casa de los Austria), no por nada en concreto, tan sólo por que no era borbónico. Si a los catalanes les hubiesen pedido de poner a un rey chino, les hubiese dado igual con tal que no fuese borbónico.
Así que Castilla atacó de nuevo militarmente a Cataluña, como ya es costumbre, para someterla al reinado de Felipe V, pero se le complicó el asunto porque Cataluña aguantó durante años debido a que esta vez recibía ayuda de los ingleses, holandeses, italianos y austriacos. Estos países tenían miedo que un rey francés llegase al poder porque los reyes franceses no disimulaban sus intenciones de conquistar el resto de Europa, y teniendo un aliado Borbón francés en el trono español, Francia sería imparable.
Como los borbones de Francia querían España a cualquier precio, en 1713 pasó lo siguiente:
  • Primero pactaron con los ingleses: si dejaban a un Borbón (Felipe V) como rey de España, les regalaban unos territorios (la actual Canadá) y Terranova (al este de Canadá) que suponían unas veinte toneladas de bacalao al año.
  • Segundo pasó algo que actualmente nunca explican, el Borbón que ya estaba mandando en Castilla (Felipe V), pactó con los ingleses (el pacto de Utrecht) y les regaló Gibraltar, Menorca y les dió permiso para hacer negocios en “las indias” (América) a cambio de traicionar a los catalanes y dejar de proporcionarles ayuda. El objetivo era acabar de una vez por todas con el autogobierno catalán y lo plasmaron en el pacto secreto entre ingleses y castellanos, con estas palabras “de ninguna manera se den oídos a propósito de pacto que mire a que los catalanes se les conserven sus pretendidos fueros“. Dicho de otro modo, que no querían ni Generalitat ni ostias, en Cataluña, se tenía que hacer lo que dijese el rey de España y punto.
Es curioso que actualmente el gobierno del Partido Popular se llena la boca con que “Gibraltar es español” y nunca comentan que España regaló Gibraltar a Gran Bretaña como pago por haber traicionado a Cataluña y por haber ayudado a aniquilar su autogobierno.
Y cuando Cataluña perdió la ayuda de los ingleses, la guerra se acabó rápido. Las tropas de Castilla conquistaron Cataluña y finalmente el 11 de septiembre de 1714 cayó Barcelona. Si, el famoso 11 de septiembre en que los catalanes celebran su conocida “diada”.

Está documentado la crueldad con que ocuparon Barcelona, saqueos, ejecuciones indiscriminadas, violaciones masivas, imposición del idioma castellano, el caso más llamativo fue el de un alto dirigente de Barcelona al que se le arrastró vivo por todas las calles de Barcelona, después se le cortó la cabeza, la pusieron en una jaula y la dejaron colgada públicamente en una transitada calle durante 10 años, para que los barceloneses recordasen “quien mandaba” allí. Y la quitaron por las súplicas de sus familiares, si no hoy en día aún seguiría allí colgada.
Desde 1714, por no decir que mucho antes, Cataluña ha pertenecido “por la fuerza” a España y quizás ya va siendo hora que los catalanes puedan decidir su propio destino, sin ejércitos ni amenazas.

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