martes, 19 de febrero de 2013

EL BUEN POLÍTICO.

La política cae en popularidad, la sociedad desconfía del sistema político. ¿Por qué?
No es muy difícil entender por qué, muchos de los políticos de hoy en día, no son buenos. Su preocupación máxima corresponde a la obtención de votos. Si es cierto, que aún quedan que no son así, pero la voz que se escucha más entre las muchas voces de dentro de la política es la que dice que ellos tienen la necesidad de vender.
Creo que el error de la política ha sido el adoptar las formulas de marketing, de la publicidad, y la forma de transformar la política en un producto de consumo, y si te logran convencer lo acabas comprando.
Esto ha comportado dos consecuencias; una, la degradación de las exigencias sociales y otra, el aumento de una irresponsabilidad política.
¿Por qué estas dos consecuencias? La degradación en las exigencias sociales viene dada a la par con el aumento de la irresponsabilidad política.
Los políticos en el intento de dar la imagen de que escuchan a sus ciudadanos y al intentar satisfacer al máximo a éstos, provocan que se desarrollen una serie de políticas incoherentes y localistas que se alejan de la racionalidad en una gestión seria y suponen un despilfarro importante. Esto llama a que más voces se alcen a reclamar más propuestas que corresponden a intereses particulares y se alejan del interés general, causado en mayor parte, por la visión corto-placista de gran parte de la sociedad.
Sin embargo, los políticos, por el miedo a perder votos por no satisfacer ciertas demandas locales, consiguen a largo plazo una gestión ineficaz y que retrasa gravemente el desarrollo de una región.
Un buen político debe ser aquel que sabe escuchar a sus ciudadanos y sabe en la aplicación de su gestión que demandas deben prevalecer y qué tipo de gestión debe realizar, nunca olvidando que las propuestas y la gestión la deben hacer los mismos políticos con los conocimientos necesarios para poder desarrollar la región que gobiernan y nunca debe ser una simple lista con todas las propuestas ciudadanas. Sería necesario un plan de actuación regional donde que prevean aquellos objetivos que sean viables, que comporten un beneficio de largo plazo a corto plazo en este orden de prioridad para la sociedad sin que ello conlleve a la improvisación y a un endeudamiento excesivo e innecesario.
Creo que un buen político es aquel que se muestra tal y como es. Sin miedo a que le juzguen por sus actos, no creo que sea bueno que los políticos se cubran con un velo para aparentar lo que no son. Por eso son necesarias las listas abiertas, para, por una parte se democratice el partido político y por otra parte, se deje en manos de los ciudadanos que de forma libre y transparente puedan decidir quién quiere que les gobierne. Todos sabemos que a las personas falsas se les acaba pillando rápidamente, al igual que a los mentirosos. Por eso mismo, un político no ha de aparentar lo que no es, si éste no gusta a la ciudadanía, es porque no es el indicado para gobernar y cubrirse entre mentiras puede acabar perjudicando más.
El intento por aparentar algo combinado con una evidente falta de responsabilidad presupuestaria, hace que la ciudadanía se dé cuenta y opte por no favorecer a un determinado partido político. Una buena lección por parte de la ciudadanía, porque éstos no son tontos.
Creo que un buen político también es aquel que sabe que son los ciudadanos los que le han otorgado su cargo, y por lo tanto, seria insultante que un político se pusiera un sueldo excesivamente alto, o que se adjudique varios trabajos o funciones cobrando de ellos diversos sueldos. Creo que la buena política vendría dada el día que quede prohibido por ley que alguien que ostente un cargo político tenga la posibilidad de lucrarse o de trabajar en otros puestos de trabajo para obtener más de un sueldo sean públicos o privados. No hay que olvidar que la función representativa de un político y la confianza que establecen los ciudadanos con éste obliga a que éste nunca pueda utilizar la política como ánimo de lucro.
En definitiva, un buen político debería ser responsable, consecuente, transparente, eficaz y capaz de desarrollar las funciones básicas que se le otorgan. Pero la ciudadanía, también tiene la responsabilidad de demandar aquellas formas de gobierno más eficaces como las listas abiertas o los planes de actuación, también tiene la responsabilidad de reclamar transparencia, de ser activos y de ser conscientes que han de ser responsables en el momento de reclamar a la administración. Si no se avanza y no se crea una conciencia global de la buena administración con las medidas adecuadas, no sé cómo podría acabar todo esto al final.

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